Bienvenido a Road to GOAT, una serie de artículos en los que entrevistamos a atletas que han llegado a lo más alto en sus respectivos deportes y competiciones.
Si aún no has oído hablar de Daniel Scali, déjanos presentarte a un hombre con una voluntad (y un core) de hierro. Este australiano tiene actualmente el récord de la plancha abdominal más larga del mundo. Lleva la friolera de nueve horas, 30 minutos y un segundo. Increíble. Pero, por si eso fuera poco, Daniel consiguió el título a pesar de padecer síndrome de dolor regional complejo tras un accidente en su infancia.
Hemos hablado con Daniel para saber cómo gestiona la paciencia, la fuerza y el umbral de dolor necesarios para conseguir un récord mundial de este tipo.
"He aprendido a aceptar que es algo permanente"
Daniel nos explicó qué es el síndrome de dolor regional complejo. Apareció tras una caída desde un trampolín a los 12 años. Cuando sus huesos se curaron después del accidente, siguió teniendo un dolor constante. Como puedes imaginar, esto afectó considerablemente a la adolescencia de Daniel, ya que no siempre podía hacer las mismas cosas que sus amigos.
"Mis nervios o mi cerebro enviaban señales equivocadas a mi brazo".Daniel dice que es como si su cerebro dijera: “estás moviendo el brazo, no lo muevas”. “Mi cerebro recibía señales de dolor diciendo que eso estaba mal, que no moviera el brazo”.
Daniel dejó claro que su vida cambió cuando tuvo el accidente y, al aceptarlo, ha sido capaz de adoptar una mentalidad bastante sorprendente.
"Quería usar ese dolor como mi propio combustible... como si pudieras convencerte de que sin el dolor estarías peor. Así que eso es lo que he tenido que hacer. He aprendido a aceptar que va a estar conmigo para siempre".
"O lo mueves o lo pierdes"
“Crecí escuchando siempre la misma frase de mis médicos, que me decían que o movía el brazo o lo perdería".Esto fue lo que marcó el principio de su viaje hacia el fitness, y lo cierto es que, el haber tenido una rutina y ser capaz de asumir las cosas por sí mismo le ayudó mucho.
"Siempre he tenido que hacer fisioterapia, pero al final me propuse ir al gimnasio por mi cuenta y eso me ayudó muchísimo”.Daniel empezó a hacer una plancha al final de cada entrenamiento, y le cogió el “gustillo”. De hecho, la plancha le ayudaba a distraerse del dolor.
“No era como un dolor calmante, sino más bien un dolor diferente. Casi que me gustaba más estar en posición de plancha que de pie. Me proporcionaba una especie de alivio que llegaba a ser hasta divertido”.Y así es como empezó todo. Empezó con una plancha de dos minutos, luego una plancha de cinco minutos, luego una plancha de 15 minutos, seguida de una plancha de 30 minutos... y llegados a este punto, la curiosidad de Daniel invadió todo su ser. Quería el récord mundial.
"Cada día tenía que hacerlo mejor"
“Sabía que tenía que fortalecer mis hombros y mis abdominales, porque eran los primeros grupos musculares que empezaban a quemar durante las planchas”.Obviamente, Daniel se dio cuenta de que haría falta algo más que fortalecer los hombros y los abdominales. Hacía falta mucho entrenamiento.
"Empecé con poco, con varios cientos de flexiones al día, varios cientos de abdominales al día, 30 minutos de plancha por la noche y, además me propuse que cada día tenía que hacerlo mejor que el día anterior".Puede que esto no suene a poco para mucha gente, pero cuando se intenta batir un récord mundial, hay que esforzarse.
"Hacía unas 5 horas y media de plancha por noche, también hacía unas 600 flexiones, 600 abdominales, 600 curls de bíceps, entrenaba con pesas unos 45 minutos a la hora de comer y, además, hacía una clase de cardio, una de core y salía a correr por las mañanas”.Es un programa de entrenamiento bastante completo…
"Me empezó a invadir el estrés"
Daniel nos explicó que, debido a su enfermedad, un brote de dolor puede causar daños graves e incluso podría poner fin a su viaje hacia el récord mundial antes de tiempo por una posible hospitalización. Pero evitar un brote así no era su única preocupación.
"Recuerdo la marca de los 14 minutos. Recuerdo que me empezaron a arder los muslos y eso es muy poco común. En cuanto me toqué el brazo y el codo, noté que el dolor estaba aumentando, al igual que en los hombros, pero nunca antes había sentido ese dolor en mis muslos”.Podemos imaginar que cualquier tipo de dolor en la marca de 14 minutos de una plancha de nueve horas y 30 minutos sería motivo de preocupación. Daniel siguió adelante, pero las cosas volvieron a empeorar.
"Cuando llegué a la marca de las seis o siete horas, empecé a sentir que se me revolvía el estómago y me entraron ganas de vomitar, lo que me estresó bastante. Mi principal objetivo era no romper la plancha".Daniel estaba enfermo, pero sorprendentemente consiguió no romper la plancha.
"Un espacio que he creado yo mismo"
Daniel batió el récord con la ayuda de su entrenador mental. Ya habían creado algunos métodos con los que Daniel podía superar el dolor, tanto mental como físico.
"Visualizaba un círculo amarillo frente a mí, como una pelota amarilla. Esa pelota se hacía cada vez más grande y, de repente, contaba tres, dos, uno y la pelota salía disparada hacia mí como una luz atravesando mi cuerpo. Mientras esa “luz” me atravesaba, todo lo que veía rojo en mi cuerpo, que era el dolor, se convertía en amarillo".Aunque ese efecto no duraba mucho, ayudaba mucho a Daniel durante los siguientes 20-30 minutos y le permitía seguir aguantando. Cuando empezaba cada hora, Daniel practicaba una técnica muy específica.
"Un espacio que he creado yo mismo. Me meto en ese espacio donde estoy relajado, fresco, tranquilo y sereno. Puedo reagrupar todos mis pensamientos y reestructurar lo que siento. Eso también me proporciona otros 15 o 20 minutos de alivio"."Me encantaría seguir concienciando a los demás sobre el síndrome de dolor regional complejo y ayudar a las personas que se enfrentan al dolor crónico".El objetivo principal de Daniel para batir el récord mundial era concienciar a la gente y recaudar 10.000 dólares australianos para Pain Australia. Pues bien, ha batido ese récord doblándolo y recaudando 20.000 dólares australianos, y todo mientras fomenta su mensaje de utilizar el dolor como combustible.
"Me gustaría seguir concienciando a los demás sobre el síndrome de dolor regional complejo y ayudar a las personas que se enfrentan al dolor crónico. Mi principal objetivo al hacer la plancha era demostrar a la gente que no importa lo que sufras, no importa lo que pases; si te lo propones y usas el dolor como combustible, puedes hacerlo."
"Empieza poco a poco"
Este es el consejo de Daniel para cualquiera que esté pensando en fijarse un objetivo. "Empieza por algo pequeño". Y no, esta vez pequeño no significa hacer 100 flexiones y 100 abdominales cada día.
"Empieza con algo pequeño. Por ejemplo, puedes dar un paseo de diez minutos alrededor de la manzana o algo así. Haz solo eso y haz un poco más cada día. El próximo día que salgas a caminar, hazlo durante diez minutos y medio y así sucesivamente. Simplemente intenta mantenerte activo".
Conclusión
Tanto si sufres dolor crónico como si no, considéralo como una señal para fijarte un objetivo y trabajar duro para conseguirlo. Si Daniel puede hacer una plancha abdominal de nueve horas, 30 minutos y un segundo, tú puedes marcarte un objetivo y puedes conseguirlo.
Estas son unas palabras de Daniel a modo conclusión para cuando tu cuerpo quiere rendirse:
"Lo mejor de todo es la sensación que tienes después de haber conseguido algo, o de haberte marcado ese pequeño objetivo y haberlo conseguido, sobre todo llevando una carga contigo. No se puede explicar la sensación de satisfacción interior".¿Te ha gustado este artículo?
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Traducido por Rubén Del Toro