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Bethany Murphy tiene 20 años y estudia Historia en Leeds. Durante la mayor parte de su vida tuvo sobrepeso y sufrió acoso, hasta que decidió ponerle fin a eso y hacer cambios en su vida. Esta es su historia."Solo mido 1,55 m, por lo que cuando tenía sobrepeso, me veía muy, muy grande y me avergonzaba estar así.
Cuando volvía a casa caminando, había grupos de niños que me gritaban o se empujaban entre ellos para chocar conmigo. Llegó el punto en que evitaba a toda costa volver caminando a casa.
Creo que soy una persona fuerte, pero después de que eso se repitiera tan a menudo, y sobre todo viniendo de mis propios compañeros, fue realmente horrible. Incluso asistí a charlas grupales por mi sobrepeso. La gente era muy mala y fue muy duro para mí.
Hacía clases de ballet una vez a la semana y, hasta la profesora me dijo que estaba demasiado gorda para llevar un uniforme así.
Creo que eso me impactó mucho, ya que no entendía cómo se comportaba así la gente con algo que a mí me gustaba. Pero, realmente no me gustaba mucho hacer ejercicio, odiaba cansarme.
Empecé a trabajar en la recepción de un gimnasio, por lo que todos los días veía gente entrar y entrenar, y luego volvía a ver a esa misma gente volver al día siguiente. Yo no tenía nada así, un sitio que me gustase y pudiese ir todos los días.
Me dije a mí misma: “parece que la gente disfruta cuando viene al gimnasio a entrenar”. Además, yo era muy buena amiga de mis compañeros que, obviamente, eran entrenadores personales, así que pensé en intentarlo a ver qué pasaba.
Empecé haciendo cardio porque pensaba que esa era la única forma de perder peso, y realmente lo odiaba. No me gustaba cómo me hacía sudar, me daba hasta vergüenza".
"Mi objetivo principal era perder peso, lo necesitaba. Me preocupé más por la comida, por lo que comía y qué llevaba todo lo que comía. Me concentré estrictamente en eso y no me pesé, de hecho, estuve aproximadamente un año y medio sin pesarme porque no quería saberlo, me guiaba por mi físico.
"Había una voz en mi cabeza que decía: “Necesito estar delgada”, lo cual es una mentalidad muy negativa y yo lo sabía, pero no podía evitarlo".Seguía eliminando alimentos de mi dieta, como por ejemplo la pasta, que estuve no sé cuántos meses pensando que engordaba.
Comía un bocado de alguna comida que me gustaba y luego lo escupía; solo quería probarla, pero no quería las calorías. Estaba realmente obsesionada con las calorías. Sabía las calorías que tenía todo, sabía cuántas calorías tenía una manzana o una rama de apio… ¿Quién cuenta las calorías del apio?
Me aislé hasta tal punto que tan siquiera salía a cenar. Mis amigos me invitaban a tomar café y decía que no, porque pensaba en las calorías de la leche y en el trozo de tarta que seguramente me comería. Obviamente, tampoco podía ir con ellos y ver cómo disfrutaban de un delicioso café y yo no. Volví loco a todo el mundo.
Mis amigos entrenadores personales me dijeron que debería probar a entrenar con pesas. Pensé: “¿Entrenar con pesas? ¿Y eso cómo se hace?”. Mi novio y yo empezamos a ver tutoriales por Internet, y me dijo que podía ir con él al gimnasio y me enseñaría.
Al principio me sentía muy desubicada...hay gimnasios en los que las mujeres ni siquiera pisan la sala de pesas, y además, como era una persona con sobrepeso, me sentía muy desubicada.
Tenía muy mal aspecto y era totalmente consciente de que la gente me iba a mirar más que al resto, pero empecé a entrenar y me encantó.
"Me sentí realmente poderosa y muy fuerte".Creo que mis padres pensaban que las mujeres no deben entrenar con pesas y que era algo varonil, pero eso me hizo tener aún más ganas, porque podía hacerlo, podía levantar más peso y podía sentir como mis músculos se iban haciendo más fuertes.
También me ayudó a controlar el estrés. Sufro de ansiedad, lo cual me ayudó a controlar los ataques de nivel 1.
Cuando hacía cardio me sentía más débil, pero eso ya era diferente; no tenía ganas de seguir torturándome.
"Cuando empecé a entrenar con pesas, me di cuenta de que podía comer para alimentarme. Podía comer por y para mí".Me costó mucho y todavía me cuesta salir a cenar… pero creo que realmente estoy disfrutando la vida. Me siento viva.
Ni en un millón de años hubiera pensado que me sentiría realmente emocionada de cansarme y sudar haciendo ejercicio. Ahora sé que mi cuerpo puede hacerlo. Puedo correr y puedo levantar pesos realmente pesados, pesos que antes me tenían que ayudar a levantar en el trabajo.
"Me encanta sentirme fuerte y me hace muy feliz haber conseguido un cuerpo saludable, algo que nunca pensé que conseguiría".Ahora puedo hacer cosas que nunca, nunca, hubiera podido hacer antes. No es que piense que tengo que hacer ejercicio, ¡es que quiero hacerlo!
Mi consejo para otras personas sería que si quieres ir al gimnasio, ve. Ponte tus auriculares con la música que más te guste y sí, puede que la gente te mire, pero solo son miradas.
Intenta tener un plan de entrenamiento, aunque sea un vídeo de Youtube que te vaya diciendo qué hacer. Cuando hayas acabado tu entrenamiento, siéntete muy orgullosa de ti misma porque habrás conseguido hacer algo muy difícil, algo que mucha gente todavía no ha conseguido.
Si de verdad no puedes ir sola al gimnasio, ve con una amiga, con un familiar o alguien con quien puedas entrenar, porque te ayudará a canalizar el estrés. No pienses en nada ni en nadie más, solo concéntrate en por qué lo estás haciendo.
Piensa que lo haces por ti y para tu cuerpo, porque tu cuerpo se merece algo mejor de lo que le has estado dando hasta ahora. No tienes que maltratarlo con dietas extremas o con sobreentrenamiento, pero necesitas sentirte más saludable por dentro y por fuera.
Perder peso requiere tiempo, no vas a perder todo el peso que quieras perder en tan solo una semana. Tienes que verlo como un maratón y no un sprint; sí, suena obvio, pero realmente lo es. Cada semana te sentirás más saludable y feliz. No te centres en la báscula o en tus medidas, ni tampoco en el objetivo final.
Márcate pequeños objetivos más fáciles de conseguir, como por ejemplo: si esta semana has corrido 10 minutos, intenta correr 11 minutos la semana que viene. Tampoco dejes que nadie te desanime. Si hay personas que han intentado intimidarte y te han hecho comentarios negativos, el problema es más de ellos que tuyo.
Siempre he pensado que ese tipo de personas tienen un problema de autoestima si realmente han tenido que gastar su tiempo para llamarme gorda. Seguro que ellos también llevan su lucha interna.
No seas duro con ellos, pero tampoco seas dura contigo misma".
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Nuestros artículos están redactados con fines educativos e informativos, jamás deberán tomarse como una consulta médica. Si fuera necesario, en su lugar visite a su médico o a un profesional antes de comenzar a utilizar suplementos o hacer cambios en su dieta.
Traducido por Rubén Del Toro
Lauren es licenciada en Literatura Inglesa. Siempre le ha gustado nadar, hace unos años descubrió la magia de entrenar con pesas y le gusta esforzarse al máximo en sus clases de Hot Yoga.
Generalmente, los fines de semana le gusta disfrutar de un buen almuerzo y probar recetas nuevas con sus compañeros de piso, cualquier cosa para evitar la pasta en todas sus comidas. Lo más importante de todo es que es una fiel creyente de la teoría de mantener un perfecto equilibrio entre el gimnasio y la fiesta.
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