Consejos para aumentar tu déficit calórico de forma sencilla

El número de calorías que gastamos en nuestra rutina diaria es un factor bastante importante cuando buscamos ciertos objetivos concretos dentro de un estilo de vida saludable.

Y no solo eso, sino que también debemos prestar atención a la cantidad de calorías ingeridas a través de los alimentos para que nuestro déficit calórico sea favorable.

Ya estemos inmersos en un proceso de pérdida de peso, o bien simplemente queramos mantenernos saludables, lo cierto es que llevar un control sobre nuestro balance energético puede traer resultados positivos y acercarnos a esa meta que tanto deseamos.

Por ello, en el artículo de hoy vamos a abordar diferentes consejos relacionados con alimentación, deporte y estilo de vida que pueden ayudarte a incrementar ese gasto calórico diario sin que apenas nos demos cuenta.

Incrementa tu NEAT

NEAT es un término ampliamente utilizado por la comunidad deportiva para referirse a la actividad física que genera un gasto calórico pero que no es deporte como tal, es decir, no es una actividad intencional en la que vayamos a consumir calorías de nuestro cuerpo.

Subir las escaleras, caminar hacia la compra o pasear al perro son actividades que podrían catalogarse dentro de lo que conocemos como NEAT, “Non-exercise activity thermogenesis” según sus siglas.

Por ello, elecciones cómo escoger las escaleras antes que el ascensor o aparcar en una zona más alejada para así andar durante más tiempo hasta el trabajo, pueden ayudarnos a incrementar el número de pasos que damos cada día sin que lo notemos, favoreciendo el déficit calórico.

Selecciona bien tus métodos de cocinado

Cocinar es todo un arte, pero puede volverse en nuestra contra cuando queremos llevar a cabo un correcto balance calórico teniendo en cuenta las calorías ingeridas.

Y es que, uno de los principales problemas en la cocina reside en los métodos de cocinados que utilizamos predominantemente. Esto, unido a la calidad de las materias primas y alimentos que consumimos, va a ser determinante a la hora de mejorar la salubridad de nuestros platos.

Si estamos buscando perder peso, es importante que prioricemos métodos de cocinados poco calóricos —sin olvidarnos de la saciedad, por supuesto—, como por ejemplo la cocción a vapor o a la plancha frente a la fritura, ya que los alimentos fritos van a contar con un número de calorías mucho más elevado por definición.

De esta forma, optando por sistemas de cocción menos calóricos de base, estaremos reduciendo de forma considerable las calorías que ingerimos en el día a día, y por lo tanto haremos que nuestro balance calórico final termine siendo favorable.

Reduce la cantidad de aceite y grasas insanas

Íntimamente relacionado con el anterior consejo os traemos el siguiente tip: reducir la cantidad de aceite que utilizamos en la cocina y acompañando a nuestros alimentos.

El aceite es un alimento muy utilizado para cualquier tipo de preparación en la cocina que ha contado tradicionalmente con cierto debate sobre qué tipo de aceite es el más idóneo durante las frituras en relación a su estabilidad a las altas temperaturas.¹ Aunque, como ya hemos comentado previamente, este tipo de cocinado no debería ser una prioridad en nuestra dieta al margen del aceite seleccionado.

Dejando ese tema al margen, debemos tener claro que a pesar de que el aceite de oliva esté catalogado como un alimento saludable —otros aceites refinados podrían no ser recomendables—, es altamente calórico y tiene una presencia prácticamente continua en la dieta española. Esto quiere decir que va a ser relativamente fácil que nos pasemos de calorías consumiendo el aceite.

Por tanto, vigilar las cantidades de aceite que añadimos a la sartén o a la tostada mañanera puede ser un buen método para minimizar ese contenido calórico que introducimos en nuestro cuerpo sin apenas reparar en ello. Este consejo también aplica para otros tipos de grasa como la mantequilla o la margarina.

Utilizar alimentos edulcorados puede ayudarnos

Los productos alimenticios que utilizan edulcorantes en su composición cuentan con varias polémicas a sus espaldas en los últimos años.

Parece bastante claro que los edulcorantes pueden modificar el umbral del dulzor de nuestro paladar, es decir, nuestra percepción del sabor dulce. Esto provoca que sigamos dependiendo del sabor dulce y que, a la larga, sigamos consumiendo productos con un sabor intenso.

Esto tiene una serie de perjuicios que ya conocemos, como por ejemplo la pérdida de capacidad para disfrutar de los sabores auténticos de los alimentos, como por ejemplo sucede con la fruta.

Sin embargo, los alimentos edulcorados pueden ayudarnos en momentos puntuales para controlar las calorías que ingerimos.² Siempre y cuando tengamos claro que no son una solución definitiva, podremos aprovechar sus beneficios dentro de nuestras estrategias de déficit calórico.

Sustituir yogures azucarados por edulcorados, o cacao instantáneo azucarado por sus versiones con menos azúcares, o edulcoradas, puede ayudar bastante a ciertas personas que buscan un proceso de transición hacia una alimentación más saludable.

Conclusión

Pretender que una persona se alimente inmediatamente a partir de alimentos 100% saludables cuando su dieta previa era bastante mala, es algo bastante irreal y difícil de conseguir en la práctica. Por ello, los productos edulcorados pueden servir de trampolín para las personas que necesiten aumentar su déficit calórico durante un proceso de pérdida de peso.